
Estaba este verano bañándome en la piscina de casa mientras mi gata Bruna me observaba. Le quise poner trabajo haciéndole pensar sobre la física cuántica y el ego. Pero ella rápidamente me contestó con su habitual sabiduría.
El ego de las personas es una construcción psicológica que refleja la imagen que tienen de sí mismas y de su relación con el mundo. El ego puede ser fuente de motivación, autoestima y confianza, pero también de conflicto, sufrimiento y limitación. La física cuántica, por su parte, es la rama de la física que estudia los fenómenos que ocurren a escala subatómica, donde las leyes de la mecánica clásica no son aplicables. La física cuántica revela una realidad sorprendente, paradójica y no determinista, que desafía nuestra lógica y nuestra percepción habitual.
Mi homúnculo que estaba a la guay rápidamente le pregunto qué relación existía entre el ego de las personas y la física cuántica. A lo que ella contesto con sabiduría, que algunos autores han propuesto que el ego es una ilusión creada por la mente, que nos separa de nuestra verdadera esencia, que es una con el todo. Esta visión coincide con la idea de que la materia no es sólida, sino una manifestación de la energía y la información, y que todo está interconectado en un campo cuántico. Así, el ego sería una barrera que nos impide acceder a nuestra naturaleza cuántica, que es más creativa, intuitiva y expansiva.
El homúnculo entonces le preguntó que se tenía que hacer para conocer la realidad cuántica. Y ella nos contestó.
Para superar el ego y despertar a nuestra realidad cuántica, se sugieren algunas prácticas como la meditación, el mindfulness, la autoobservación y el desapego. Estas técnicas nos ayudan a silenciar la mente, a liberarnos de los condicionamientos y las creencias limitantes, y a sintonizar con el momento presente, donde se encuentra el potencial infinito de la física cuántica. Al hacerlo, podemos experimentar una transformación personal y colectiva, que nos lleve a una mayor armonía, felicidad y bienestar.
Bruna me dijo que por hoy ya tenia bastante que otro día profundizaríamos más. Yo seguí bañándome y el homúnculo siguió cazando libélulas.